Una
gran manifestación ha ocupado las calles de muchas ciudades en nombre de la acción frente al cambio climático, siendo especialmente relevante -por su impacto mediático- la de Nueva York (también se celebra en los próximos días una cumbre sobre cambio climático en las Naciones Unidas... ¿para seguir dando largas en el nombre de la crisis económica?).
Estados Unidos es el país que más gases de efecto invernadero ha vertido a la atmósfera en la historia (aunque los superará China en no muchos años), y es importante que su gobierno se involucre de una vez por todas en este asunto tan serio para el futuro del planeta.
Y no es para menos. La cantidad de CO2 que se vierte a la atmósfera
sigue creciendo y generando records históricos.
Pero la noticia que más nos llama la atención es que los Rockefellers, una familia que se enriqueció con el petróleo,
ha decidido invertir en energías renovables. Y se trata de algo clave: como los grandes fortunas no vean la manera de enriquecerse con alternativas energéticas verdaderamente sostenibles, estamos sentenciados y sin posibilidad de recurrir esta inminente ejecución del planeta.