La concentración de CO2 en la atmósfera sigue aumentando a niveles más allá de lo alarmante, y su huella queda claramente reflejada en los registros de las temperaturas. Una relación causa efecto que hasta el más inepto es capaz de comprender con un mínimo de sentido común. Y mientras tanto, la clase política sigue inundada por mercenarios de lobbies sin escrúpulos dispuestos a escenificar los más altos estándares de demagogia.