ANDREW BROWN (The Guardian / EL MUNDO)
lunes 09/01/2006 12:27
LONDRES.- James Lovelock, el científico que revolucionó las ciencias medioambientales cuando dio a conocer su hipótesis Gaia -una teoría en la que asegura que la Tierra y toda su materia viva constituyen un sistema autorregulado que busca un entorno óptimo para la vida- ha logrado soliviantar a los ecologistas de todo el mundo tras prestar su apoyo a la utilización de energía nuclear.
Pero en lo que se refiere al cambio climático, está convencido de que el desastre es inevitable, aunque en su opinión, dicha catástrofe puede llegar a resultar muy útil.
Nos encontramos con Lovelock -cuya biografía, Homenaje a Gaia, se acaba de publicar en España (ed. Laetoli)- cómodamente sentado en su estudio a orillas del río Devon, en el suroeste de Inglaterra, mientras se dedica a la contemplación de un universo que camina inexorablemente hacia su ruina.
Enfrente de él, y sobre un gran monitor plano que conforma un amplio panel, se puede contemplar un mapa climático del hemisferio norte que se actualiza constantemente y que muestra pruebas inequívocas de la existencia de un severo cambio climático. Por ejemplo, en el mapa se puede apreciar, claramente, que el agua aún no se ha helado por completo alrededor de Groenlandia, aunque (en el momento de realizar la entrevista) ya nos encontráramos a principios de diciembre.